Don Baldomero era ginecólogo y en las jambas del portal de la casa existían dos placas blancas en las que bajo su nombre indicaba su especialidad; “Niños, Partos”. Mi abuelo paterno de familia originaria de la pirenaica Jaca, era hombre de recio porte, según decían, genio vivo, y un gran trabajador, que repartía su tiempo entre su actividad como director del Hospital de la Cruz Roja, su consulta y la caza, a la que era un gran aficionado.
Su mujer, doña María Valenzuela La Rosa era de familia también aragonesa, pero de la rivera del Ebro, de Remolinos. Recuerdo a mi abuela como una mujer de de pequeña estatura pero de gran belleza, adornada con unos grandes ojos claros. Era hermana del ilustre abogado, escritor y académico José Valenzuela y aportaba a la familia la nota de armonía y tranquilidad.
El matrimonio tuvo dos hijos, Francisco, mi padre, nacido en 1912, que heredó el porte y talante del suyo, y la profesión de su tío materno, y Manuel que mantiene el físico de su madre y la vocación de su padre. Esta combinación creo que dio muy buenos resultados y los hermanos, grandes trabajadores, se tuvieron siempre un gran cariño y respeto.
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La biografía completa, escrita por su sobrino Francisco Armijo Castro, puede leerse aquí.
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