jueves, 10 de junio de 2010

La trampa heráldica

Creo necesario explicar en un artículo la esencia de la heráldica y los apellidos para despejar dudas y aclarar ciertos errores extremadamente comunes producidos por el desconocimiento y que determinadas fuentes, poco escrupulosas y poco profesionales, perpetúan.

Un escudo, un linaje.

Existe la costumbre errónea de relacionar escudos con apellidos, que como veremos no tiene sentido o por lo menos debe explicarse dentro de un contexto.

Los escudos comenzaron a adornarse y utilizarse como un símbolo personal en los siglos X y XI, especialmente en las Cruzadas. Se trataba de un método para distinguir a los guerreros ya que las armaduras les cubrían por completo y no permitían identificarlos. La cruz era un símbolo muy común, así como animales exóticos que inspiraban bravura (dragón, león y águila eran los más usados). En el siglo XII algunos escudos se heredan, principalmente por el hijo primogénito, pero en muchas ocasiones son abandonados y sustituidos por armas nuevas. No existía por tanto el escudo como algo familiar ni hereditario.



En el siglo XV cobran importancia los "Reyes de Armas", una institución borgoñona introducida en España con la llegada de Felipe de Austria, esposo de Juana de Castillo. El Rey de Armas era un "funcionario público" encargado de hacer cumplir unas leyes heráldicas, controlar los escudos nuevos y registrarlos. Si bien en España el uso del blasón no implicaba nobleza (ya que podían usarlo pequeños hidalgos y pecheros adinerados), su uso estaba especialmente controlado por dicha institución.

Cuando un individuo creaba un blasón propio o recibía uno existente (por estar vinculado a posesiones heredadas, mayorazgos, etc.), dicho escudo se encontraba ligado a su persona y sus descendientes, no pudiendo usarlo otros individuos que carecieran de parentesco y por tanto de tal derecho.

Explicado de un modo más sencillo, si yo registrara mi propio escudo de armas, únicamente yo y mis descendientes estarían autorizados a portarlos. Ni siquiera mis hermanos o sobrinos podrían hacer uso del mismo. Por tanto el escudo heráldico se vincula exclusivamente a un linaje y no a una familia ni un apellido.

No obstante, tengo que aclarar que -personalmente- no me parece mal tener un escudo e incluso enmarcarlo y ponerlo en el salón. Después de todo los escudos son bonitos y, familiar o no, representaron a personas que tuvieron nuestro mismo apellido. Lo importante en cualquier caso es saber su origen y que posiblemente no estén vinculados a nosotros ni pertenecieran a ningún familiar.

Mismo apellido, distinta familia.


Otro error común es presuponer que un mismo apellido implica descender de una misma persona. Hace falta remontarse al origen de los apellidos para entender el por qué.

Los apellidos surgieron en la Edad Media para distinguir a las personas ante el aumento de la población y la multiplicación de individuos con el mismo nombre. ¿Cómo distinguir a dos o tres personas llamadas Juan? Pues existían cuatro modos de nombrar a alguien:

-Patronímicos: referentes al padre, o en alguna ocasión madre, de la persona. Ejemplo: González (hijo de Gonzalo), Ruiz (hijo de Rui), Lopez (hijo de Lope), Fernández (hijo de Fernando), etc.

-Toponímicos: origen geográfico. Ejemplo: Juan de Ávila, Lope de Burgos, María de Toledo, etc.

-Oficio o cargo: aquel que desempeñaba la persona. Ejemplo: Zapatero, Herrero, Conde, Escribano, etc.

-Apodos: refentes a características fisicas, psicológicas, parecidos, parentescos, estado civil o puede que anécdotas. Ejemplo: Rubio, Cano, Alegre, Borrego, Casado, Nieto, Botella, etc.

Por tanto la gente podía diferenciar entre Juan el herrero, Juan el hijo de Lope y Juan el rubio.

Hay que añadir que en un principio no eran apellidos hereditarios, esta costumbre se extendió entre los siglos XIII y XV.

Persolnamente siempre me gusta poner el ejemplo, bastante ilustrativo por cierto, del Cid Campeador. Su nombre era Rodrigo Díaz de Vivar, ya que era hijo de Diego y procedía de Vivar (Burgos). Su padre era cambio era Diego Laínez de Vivar, hijo a su vez de Laín Calvo.

Estos apellidos se otorgaron por toda España, así como en otros países, coincidiendo la mayoría de las veces sin tener que haber una relación directa entre dichas personas. Únicamente en el caso de apellidos especialmente singulares y poco extendidos puede presuponerse una relación de parentesco que no obstante debe investigarse puesto que puede traer sorpresas.

Obviamente según la "rareza" del apellido y su origen, el número de familias diferentes puede ser mayor o menor.

En el caso de Valenzuela, como expliqué en un artículo anterior, el apellido seguramente tenga un origen toponímico. Personas procedentes de lugares así llamados se trasladaron a otros sitios (no necesariamente lejanos) y fueron así llamados ej. Juan (procendente) de Valenzuela. Actualmente hay tres localidades con este nombre, pero es posible que antiguamente hubiera alguna más.

Por el tipo de apellido que es Valenzuela es posible que haya un número limitado de grandes familias, independientes entre sí, pero formadas por multitud de descendientes. Según las circunstancias concretas de cada caso es más o menos probable tener parentesco con otra persona de este mismo apellido. Pero para llegar a una conocimiento tan profundo, amplio y complejo hace falta mucho más tiempo y trabajo.

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